ENTRE LA MAGIA Y LA MUERTE, LOS COMIENZOS DE LA ELECTRICIDAD


El último cuarto del siglo XIX fue un período de invenciones e innovaciones que cambiarían radicalmente las formas de vida de la sociedad occidental. La innovación que tuvo más impacto fue aquella que resultó de las invenciones de Thomas Edison, George Westinghouse y Nikola Tesla, entre otros, que hicieron posible la producción y distribución de energía eléctrica.

Esta nueva fuente de energía transformó los procesos de producción dentro de las fabricas, creó una nueva forma de transporte urbano, el tranvía eléctrico, revolucionó el método de fabricación de los metales y químicos, y transformó totalmente el perfil de las ciudades primero, y luego, con la conexión a los hogares, de la vida cotidiana de las personas.

Thomas Alva Edison nació en Ohio en 1847. No siendo un buen estudiante en la escuela, fue expulsado, por lo que su madre se hizo cargo de su formación. Le gustaba leer y experimentar en base a lo que leía. Su primer trabajo fue como vendedor de periódicos en el tren. Tras salvar de morir a un niño en las vías del tren, el padre de éste le enseñó telegrafía, a partir de lo cual consiguió trabajo como telegrafista durante la Guerra Civil Estadounidense.

Su primer invento en 1868, fue el registro mecánico de votos, con la idea de agilizar los trámites legislativos. Pero no tuvo mucho éxito. Al año siguiente, en Nueva York, luego de reparar un indicador telegráfico que señalaba los precios del oro en la Bolsa, consiguió un empleo en la compañía telegráfica Western Union. Poco después, se independizó. En 1875, inventó un aparato para sacar copias impresas de las cartas, llamado mimeógrafo y dos años más tarde, el fonógrafo.
Edison fue conocido por inventar la lámpara incandescente, pero en realidad en otras partes del mundo, se habían llegado a inventar estas lámparas. No obstante, este invento fue perfeccionado por Edison, quien tras muchos intentos consiguió un filamento que alcanzara la incandescencia sin fundirse. El logro de Edison más que la lámpara fue desarrollar un sistema de iluminación eléctrica a partir de ello. Su primera compañía, la Edison Electric Light Company, fue creada en 1878 para financiar la investigación de Edison y el desarrollo de proyectos en este campo. Luego con el apoyo financiero de J.P. Morgan creó la General Electric en 1880.


Edison formó un equipo de gente de especialidades diversas, abogados, ingenieros, gente con experiencia en finanzas que complementaban su saber. La fabricación de cada componente del sistema, dínamos, conductores y lámparas, estuvo a cargo de distintas compañías de Edison. El invento se presentó en la Exposición industrial de Paris de 1881 y de allí la innovación se extendió en Europa.

El sistema de corriente directa inventado por Edison era adecuado para proveer de electricidad a grandes ciudades de densa aglomeración, pero la distribución de electricidad en los suburbios bajo este sistema era complicada y costosa.

La solución a este problema estuvo dada por una compañía competidora de General Electric, la Westinghouse Electric Company. Su fundador era George Westinghouse, Jr. quien en 1869 había inventado el freno de aire comprimido que se aplicaría a los trenes. Al igual que Edison, era un prolífico inventor, titular de más de cuatrocientas patentes, muchas de ellas relativas a la tecnología de los transportes. En 1886 fundó la Westinghouse Electric & Manufacturing Company, actual líder en la producción mundial de electrodomésticos.

Westinghouse introdujo el transformador en Estados Unidos y fue el principal responsable de la adopción de la corriente alterna para el suministro de energía eléctrica en Estados Unidos. El sistema de corriente alterna era adecuado para transmitir electricidad a larga distancia. Dada la inversión que había realizado en el sistema de corriente directa, Edison se opuso ferozmente al sistema de corriente alterna y por métodos poco ortodoxos. Esto dio lugar a la denominada “batalla de los sistemas” que se extendió entre 1888 y 1892.

Un ex vendedor de Edison apareció en escena. En el Columbia College School of Mines, Harold Brown electrocutó un perro. El animal fue sometido a varias descargas de corriente directa y finalmente fue despachado con una descarga de corriente alterna. Brown quería mostrar con esto que el sistema de corriente directa era seguro y el otro no.

En ese momento, la Legislatura de Nueva York estaba buscando un modo más “humano” de ejecución que el ahorcamiento. De modo que Brown, aprovechó la oportunidad para abogar por el uso de la corriente directa en las calles y el uso de la alterna en las ejecuciones en la prisión, esperando que la asociación entre corriente alterna y muerte presionara a los legisladores a limitar el uso de la corriente alterna para la iluminación y el consumo.

Asi, con la aprobación de Edison se dedico a electrocutar a vacas y caballos. Luego de que la legislatura de NY escuchara los testimonios sobre las electrocuciones, incluyendo el de Thomas Edison, aprobó la utilización del método de corriente alterna para las ejecuciones.
A Westinghouse no le hizo mucha gracia esta cuestión y aunque se opuso, no pudo evitar que Brown gestionara la compra de un generador Westinghouse y lo ubicara en la Prisión estatal de Nueva York. En 1890, fue electrocutada por primera vez una persona. A partir de entonces, Edison lanzó una campaña publicitaria feroz en la que se preguntaba ¿Ud. quiere la corriente de los verdugos en su casa y en las calles?


El estado de Nueva York finalmente recomendó construir un generador de corriente alterna especial para las ejecuciones y dejar de usar el de Westinghouse en lo que se consideraba una competencia injusta para una de las firmas eléctricas.

Ahora bien, el transformador, componente básico del sistema de corriente alterna había sido inventado por Nikola Tesla, un científico nacido en Dalmacia (entonces bajo el imperio Austro-húngaro, actual Croacia) en 1856. Su padre era un sacerdote de la iglesia ortodoxa y su madre, descendía de una distinguida familia serbia que tenía en su haber varios inventores. Tesla se recibió de ingeniero en la Universidad de Praga a los 23 años, cuando la lámpara de arco de Edison atraía la atención de los estudiantes. En 1881 viajó a Budapest para trabajar en el sistema telefónico imperial. Al año siguiente se trasladó a París para trabajar en una de las compañías de Thomas Alva Edison, creando el primer motor de inducción en 1882.

En 1884 se trasladó a Nueva York, pero frente a la resistencia de Edison al desarrollo en los motores para corriente alterna, rompió con éste y creó su propia compañía. En 1887 construyó el motor de inducción de corriente alterna y comenzó a trabajar en los laboratorios Westinghouse, donde concibió el sistema polifásico para trasladar la electricidad a largas distancias. En 1893 consiguió transmitir energía electromagnética sin cables, construyendo el primer radiotransmisor. Ese mismo año, en Chicago, se hizo una exhibición pública de la corriente alterna, demostrando su superioridad sobre la corriente continua de Edison.

Tesla ideó un sistema de transmisión de electricidad inalámbrico, mediante el cual la energía podría ser llevada de un lugar a otro mediante ondas. El sistema se basaba en la capacidad de la ionósfera para conducir electricidad, la potencia se transmitía con una enorme torre que requería usar enormes potencias para sus experimentos. Sus experimentos fueron por caminos cada vez más esotéricos a partir de entonces. Se le ha relacionado con una explosión ocurrida en Tunguska (Siberia) en pos de probar sus artefactos. Aquel mundo mágico que inauguraba la electricidad en el siglo XIX ha sido muy bien representado en la película “El gran truco” de Christopher Nolan, en la que David Bowie interpreta magistralmente a Nikola Tesla.

No obstante los esfuerzos de Brown y de Edison para asociar Westinghouse y la corriente alterna con la muerte, el tema no parece haber afectado mucho a los hombres de negocios que tomaban decisiones, dado que el número de estaciones que comenzaron a utilizar el sistema de corriente alterna creció rápidamente. Para ellos, la electricidad no era una potencialmente peligrosa forma de poder, ni una utopía tecnológica, sino un instrumento para hacer ganancias.

El sistema se extendió en los años veinte, luego de que la primera guerra mundial alentara la construcción de grandes plantas para atender a las necesidades de la guerra. La potencia instalada se incrementó notablemente entonces. Dado que los sistemas eléctricos obtienen grandes beneficios de las economías a escala, que los costos de producción unitarios disminuyen a medida que más usuarios ingresan al sistema, las compañías invirtieron en la extensión de las redes desde las grandes ciudades hasta los pequeños pueblos. La electricidad ya no sólo era un servicio público sino que comenzó a venderse como un bien asociado al confort privado a partir de su aplicación a los artefactos domésticos. Las publicidades mostraban mujeres y niños disfrutando de cocinas, cafeteras eléctricas, tostadora y sobre todo de heladeras.

¡Sea progresista: electrifique su cocina! alentaba una publicidad de la Compañía Italo Argentina de Electricidad en 1931. Para entonces, la asociación entre electricidad y progreso había desplazado definitivamente a aquella que la había emparentado con la muerte.

PARA LEER:

Networks of Power. Electrification in Western Society, 1880-1930, de Thomas Parke Hughes, John Hopkins Universtity Press, 1983.